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He Criado Un Buen Hijo - Capitulo 12



 —¡Oh…! 
 
Luego aulló un poco. Era como si le suplicara que se fuera a dormir con él.
 
Al ver a Carlyle así, Abella se enterró felizmente en la manta. Cuando entró, Carlyle también se inclinó hacia Abella. Un manojo de piel tibia la tocó de forma agradable.
 
Abella, quien fue empujada a la esquina de la cama gracias a Carlyle que había crecido en tamaño, pensó muy seriamente.
 
“La cama es muy estrecha… Sería bueno si pudiera permitirme comprar otra cama.”
 
Desafortunadamente, Abella no podía pagarla. Además, la pequeña cabaña no tenía suficiente espacio para acomodar una cama más.
 
—Cuando Carlyle se convierta en un adulto…
 
En ese momento, realmente se sentía como si la cama estuviera completamente llena tan solo con Carlyle. Sin embargo, Abella pensó que sería aún más extraño que Carlyle usara la cama todos los días teniendo forma humana.
 
No importa cómo se críen a los hijos, normalmente la madre y el hijo no duermen juntos en la misma cama.
 
Ya sea que Carlyle supiera o no lo que había dentro de la mente confundida de Abella, él simplemente frotó su cuerpo con el de ella.
 
Además de preocuparse por la cama cada vez más estrecha, Abella tampoco dejaba de pensar que el calor que sentía de Carlyle era muy agradable.
 
Fue gracias a Carlyle que se dió cuenta por primera vez, que el estar cerca de alguien te da una sensación muy cálida.
 
Comen juntos, recolectan hierbas juntos, se bañan juntos y duermen juntos.
 
Últimamente, los dos han estado haciendo todo juntos.
 
Excepto cuando Abella iba a la tienda, siempre compartían íntimamente su vida diaria.
 
Abella estaba muy feliz de tener a alguien con quien compartir su pequeña y rutinaria vida. Y lo mismo sucedía con Carlyle.
 
La noche parecía avanzar lentamente, y Abella se durmió con Carlyle en sus brazos. Carlyle simplemente se aferró a ella y vagó por el país de los sueños sin pensar en nada más.
 
Fue una noche cálida porque estaban juntos.
 
* * *
 
—Ahhh… 
 
De pronto Abella suspiró, acostada en la cama. Pero lo que preocupó a Carlyle fue que también estaba tosiendo.
 
Llegó el otoño y las hojas empezaron a caer, Abella quería pasar un rato con Carlyle, pero no se sentía muy bien. La temporada de lluvias recién había terminado por lo que la diferencia de temperatura entre días parece haber influido en que Abella se sintiera mal.
 
Carlyle se sintió muy avergonzado de ver a Abella, que no podía levantarse de la cama con la cara acalorada. Cerró los ojos y se sentó a su lado, sin saber qué hacer.
 
—Bebé… No puedes acercarte a mamá por un tiempo…
 
Abella lo dijo con dificultad.
 
—Ahhh… Mi bebé también podría resfriarse. Cof… Cof…
 
Mientras tosía, Carlyle se apresuró a buscar agua caliente y se la entregó.
 
—Estoy bien. Me gustaría que mamá me contagiara el resfriado.
 
—Qué quieres decir…
 
—Prefiero estar enfermo a que mamá lo esté.
 
Él lloró y tomó la mano de Abella. Carlyle había vuelto a crecer en unos pocos días y ahora no parecía haber una gran diferencia de edad con Abella, él ahora tenía un rostro joven.
 
Por supuesto, todavía parecía más un adolescente que un adulto y mirando la apariencia de Carlyle, el título de “hermana” parecía más apropiado para Abella que el de “mamá”.
 
Carlyle mojó una toalla con agua y cuidó a Abella cuidadosamente. Sus gestos con las manos eran un poco torpes, pero al mismo tiempo era bastante sincero.
 
—Mamá… ¿Duele mucho?
 
—De ninguna manera… No duele mucho… Cof… Cof… Es un simple resfriado. Mamá está bien.
 
Carlyle no retrocedió ni siquiera cuando dijo que estaba bien.
 
Y comenzó a hacer lo que había visto hacer a Abella además de seguir su instinto. Hizo un guiso y cambió la toalla de la frente de forma periódica para mantenerla fresca.
 
Para Abella era muy lindo verlo correr por la casa con el tamaño que ahora tenía. Sonrió involuntariamente mientras observaba a Carlisle moviéndose apresuradamente con su visión borrosa.
 
“Realmente es solo un resfriado…”
 
Abella estaba sola cuando hace un tiempo tuvo una gripe aún peor. Era natural ya que no tenía familia.
 
Ya que creció en un orfanato, a menudo la ponían en confinamiento cuando enfermaba incluso solo cuando su nariz moqueaba. La razón es que podría ser una epidemia, así que para prevenir lo peor encerraban a quienes tenían síntomas.
 
Por esa razón, Abella estaba sola cada vez que estaba enferma y nunca había sido atendida por nadie. Así que no le resultaba familiar que Carlyle cuidara de ella.
 
En lugar de Abella, que estaba enferma, Carlyle limpió la casa, cocinó, lavó los platos y lavó la ropa. Por supuesto que era descuidado y no lo hizo perfecto, pero sin duda hizo lo mejor que pudo.
 
Después de un rato parecía que había terminado las tareas domésticas. Carlyle se acercó a la cama con una toalla nueva para comprobar el estado de Abella y simplemente la cambió.
 
Hubiera sido bueno si la condición de Abella mejorara tanto como la dedicación que le puso Carlyle a su cuidado.
 
—Mamá, todavía tiene mucha fiebre…
 
Desafortunadamente, la fiebre aún no mostraba signos de bajar. Las mejillas de Abella, que siempre eran blancas ahora estaban demasiado rojas.
 
Carlyle apretó suavemente la mano de Abella como si estuviera molesto.
 
Al verlo así, Abella se sintió extraña.
 
Hasta hace unas semanas, sus manos eran mucho más pequeñas que las suyas… Y ahora Carlyle es tan grande como ella.
 
Al ver a Carlyle, que se veía muy preocupado, Abella levantó las comisuras de los labios de manera extraña.
 
—¿Por qué estás tan preocupado por mí?
 
Mirándolo, se veía tan grande pero al mismo tiempo tan indefenso. Abella se sentía muy mal, no solo por el resfriado sino por la preocupación que mostraba Carlyle por ella. 
 
Abella no estaba familiarizada con esta situación y tenía curiosidad. Tenía un sentimiento cálido y cosquilleante que no podía explicar.
 
—Bien…
 
Abella murmuró al sentir la mano de Carlyle.
 
—Siempre estuve sola… Normalmente estoy bien, pero cuando estoy enferma, me siento muy triste…
 
Abella parpadeó y continuó hablando con dificultad.
 
—Es la primera vez que alguien me cuida y se preocupa por mí cuando estoy enferma.
 
Fue la primera vez que Abella sintió que estar enferma era algo muy bueno. Era doloroso, pero se sintió bien, por lo que no pudo evitar que una leve sonrisa escapara de su boca.
 
Carlyle se limitó a mirarla con una expresión extraña en su rostro. Luego rompió el breve silencio y dijo.
 
—De ahora en adelante, siempre estaré a tu lado.
 
Una voz agradable sonó en los oídos de Abella. Su tamaño era grande, pero su voz era muy suave.
 
—¿De verdad? ¿Se lo prometes a mamá? Cásate conmigo, para que siempre podamos vivir juntos….
 
Abella dijo despreocupadamente esas palabras. Pero, mirando que su fiebre seguía, tal vez no se debía tomar muy en serio lo que dijo.
 
—Mamá parece estar muy mareada…
 
Carlyle lo dijo con tristeza. Luego apartó suavemente el pelo empapado de sudor.
 
—Cuando estaba enfermo, cerraba los ojos y me imaginaba comiendo un montón de carne deliciosa. ¿Qué tal si mamá imagina que está comiendo mucha comida deliciosa también? 
 
Las palabras que dijo fueron algo absurdas, pero bastante sinceras.
 
—Antes de conocer a mamá, era un poco difícil porque había muchas épocas en las que me enfermaba.
 
Normalmente, Abella habría sentido algo extraño en las palabras de Carlyle, pero estaba aturdida por la fiebre y solo asintió con la cabeza como una tonta.
 
—Funciona bastante bien. Así que intentalo, mamá.
 
Después de que Carlyle terminó de decirlo mostrando una sonrisa,  Abella cerró los ojos y se imaginó comiendo mucha comida deliciosa. Luego se quedó dormida.
 
Sintiendo la mano de Carlyle que la consolaba, Abella lentamente se dirigió a la tierra de los sueños.
 
Carlyle la miró durante mucho tiempo y luego murmuró en voz muy baja.
 
—También fue mi primera vez.
 
Una voz ronca se escuchó en la habitación llena de calidez.
 
—Alguien que se preocupó por mí, alguien que me curó y me trató con cariño. Mamá fue la primera.
 
Al decir eso sus ojos rojos brillaron mostrando una mirada extraña.
 
“Abella no lo sabrá.”
 
Carlyle se imaginaba comiendo carne y comida deliciosa cuando estaba enfermo. En su imaginación, “carne deliciosa” significaba su familia.
 
Carlyle siempre pensaba en eso cuando estaba enfermo. Su familia y compañeros y en el día en que pondría sus propios dientes en el cuello de todos. Solo pensaba en morder su cuello hasta que la carne estuviera desgarrada y llenar su estómago con ella.
 
Pensaba en el día en que exterminaría a su pueblo con todas sus fuerzas.
 
Pensaba en una venganza satisfactoria incluso si el precio era su propio aliento.
 
Ese día Carlyle quería simplemente morir, estaba listo para dejar de respirar. Pero como si fuera una luz resplandeciente, apareció alguien ante él.
 
Era Abella, quien se llevó a Carlyle.
 
* * *

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