He Criado Un Buen Hijo - Capitulo 15
Posted by hi
Posted on 11:35
Suavemente extendió su mano y tocó las marcas dibujadas una por una. Pero Carlyle se acercó sin previo aviso y tomó a Abella en sus brazos.
—¿Qué estás mirando tan cuidadosamente?
Cuando sintió el cuerpo lleno de músculos que la abrazaba, Abella se puso rígida y en estado de shock.
Después de todo, Carlyle ahora era un adulto, y lo que estaba sintiendo en ese momento era diferente a cuando él la abrazaba cuando era un niño.
No importa lo joven que fuera, Abella comenzó a sentirse un poco incómoda cuando la abrazó.
—Mamá.
—Oh, bebé. ¿Me llamaste?
—Tu cuerpo estaba rígido, mamá.
Después de dudar por un momento, Abella se sorprendió mucho cuando sintió que la mano de Carlyle comenzaba a frotar su antebrazo y luego su hombro con suavidad.
—¡Bebé…!
—¿Ah? ¿Te sientes enferma?
—Oh no… No es por eso…
El interior de su antebrazo le hizo cosquillas mientras lo frotaba contra su cuerpo. Abella gimió mientras apartó un poco la mano de Carlyle. Entonces Carlyle de pronto dijo.
—Oh, lo siento… ¿Estás incómoda?
Al parecer Carlyle leyó correctamente el rostro de Abella, entonces la expresión de Carlyle se oscureció levemente.
—…Lo lamento.
—No… Solo estoy un poco sorprendida.
—Yo solo… Quería recordar cuando mamá me frotaba las piernas cuando era pequeño…
Abella trató de mantener una distancia adecuada de él ahora que era un adulto, pero cuando la historia de su infancia surgía así, rápidamente regresaba al punto de partida.
Finalmente, dijo acariciando la mejilla de Carlyle.
—No, yo lo siento… Me sorprendió un poco el toque repentino…
—¿De verdad…?
—Sí, eso fue todo.
Mientras Abella lo consolaba, Carlyle la miró aliviado y la abrazó de nuevo.
—…Qué alivio.
Un abrazo como este era una de las cosas que molestaban a Abella, pero no pudo evitarlo y solo le dió una palmada en la espalda con torpeza.
—Pero mamá.
—¿Sí?
—Parece que tienes mucha tensión en los hombros.
—¿Oh sí…?
Abella desvió la mirada y siguió hablando como si nada.
—Supongo que es porque la tienda me tiene bastante ocupada estos días… Pero estoy bien, no tienes que preocuparte demasiado…
—Voy a frotar tus hombros.
Carlyle la interrumpió y habló con naturalidad.
—No estoy bromeando, mamá se ve muy cansada estos días.
—Ah…
“Me siento agobiada por tí, porque a veces me haces experimentar sentimientos extraños…”
Pero Abella no podía decir eso, porque sabía que lastimaría a Carlyle si decía eso.
Para ella, Carlyle era un niño de mente débil con muy baja autoestima y que podría ser lastimado con facilidad.
Después de que Abella dudó por un momento, Carlyle hábilmente la levantó, la abrazó y se dirigió a la cama.
—Ah… ¡Bebé, no tienes que hacer esto!
Abella, sorprendida, dejó escapar un gritó, pero Carlyle sólo la dejó en la cama cuidadosamente.
—Realmente no tienes que hacerlo…
Carlyle, que se subió en Abella de una forma tan natural para masajear los hombros y la espalda, dijo con el ceño fruncido.
—¿No te sientes incómoda…?
—…
—Mamá, ha estado actuando un poco rara estos días.
—Bebé…
—Solías abrazarme a menudo. Pero ahora ni siquiera yo puedo abrazarte… Cuando trato de hacerlo simplemente me empujas haciendo una cara de sorpresa…
Desde que Carlyle creció, Abella comenzó a actuar de ese modo. De hecho, Carlyle sabía que Abella se sentía incómoda pero estaba tratando de ignorarlo.
—Conozco a mi madre… Mamá estos días…
—Bueno… Eso es…
—Cuando me convirtiera en adulto, iríamos a la tienda juntos.
—…
—Pero luego, de repente dijo que no podía…
Mientras hablaba, Carlyle cambió la expresión de su rostro, estaba avergonzado.
—Sí, de repente crecí… Debe ser por eso…
Abella no pudo negarlo y simplemente mordió sus labios.
—Pero mamá… Yo realmente…
Una voz baja y temblorosa penetraba los oídos de Abella. Y los ojos de Carlyle se llenaron de agua de repente.
—Realmente…
Carlyle, que se había esforzado tanto por estar tranquilo, no pudo contener las lágrimas y comenzó a llorar como si fuera un niño.
—Mamá… Si de repente me evitas…
Realmente no le gustaba que Abella lo viera llorar como un niño, así que trató de secar sus lágrimas con el dorso de su mano. Aunque todavía podía escucharse un llanto que se mezclaba con palabras infantiles.
—Estoy asustado… E-eso da miedo… Solo otra vez… Me dirás que me vaya de casa…
Siguió diciendo ese tipo de palabras y se encogió de hombros. Sus anchos hombros se tambaleaban patéticamente mientras seguía llorando con tristeza.
Abella también se sentía avergonzada por ver a Carlyle de esa manera.
—Oh, Dios… Si hubiera sabido que esto pasaría…
—Ah, bebé…
—¿No querías ser un adulto…?
Carlyle apretó los puños, tratando de detener las lágrimas. Pero lamentablemente, sus esfuerzos no dieron resultado.
Su rostro de adulto no se adaptaba a los sentimientos que reflejaba en ese momento, con lágrimas en sus ojos.
—Te odio… Te odio mamá…
Carlyle simplemente la abrazó y siguió llorando.
—Yo… Yo realmente… Solo conozco a mi madre…
—Lo siento… Lo siento bebé. Mamá estos días…
—Crecí… Entonces… ¿Por eso me odias tanto?
—No, no estoy haciendo esto porque te odie. ¿Realmente crees eso?
Abella rápidamente le acarició la cabeza, tratando de calmarlo. Sin embargo, el dolor y la tristeza que Carlyle sentía no podían ser aliviados tan fácilmente.
Para Abella era extraño e incómodo que el cuerpo de Carlyle hubiera cambiado tanto, pero al mismo tiempo pensaba que era el mismo Carlyle.
Aunque era grande, seguía siendo gentil y cálido por dentro, sentía lástima por él, por lo que Abella tenía sentimientos de culpa.
—Prefiero que me corten todas las extremidades.
Abella, sorprendida por las inquietantes palabras que Carlyle dijo, no pudo ocultar su rostro sorprendido.
—Si esa es la forma en que mi madre puede volver a amarme como lo hacía cuando era niño… Yo voy a…
Abella supo el momento en que escuchó esas palabras que lo que decía no era una broma.
En un instante, sintió escalofríos que recorrían sus brazos. Ella se quedó sin habla y su cuerpo se puso rígido.
En el pasado, le habría dado una palmada en la espalda a Carlyle y lo habría regañado por las tonterías que estaba diciendo. Pero ahora no podía decir una sola palabra.
Pero al mismo tiempo, tenía miedo de que si se quedaba en silencio por más tiempo, Carlyle realmente cortaría sus extremidades. Así que Abella se obligó a sí misma a hablar.
—Lo siento, mamá estaba equivocada. Para ser honesta, tu cuerpo es demasiado grande… Es un poco extraño, por eso yo…
Incluso ya siendo un adulto, Carlyle todavía quería bañarse con Abella como cuando era un niño, y quería abrazarla a menudo.
Por supuesto, para Abella, era bastante difícil y se sentía agobiada.
—Lo intentaré. De verdad… Me esforzaré mucho, así que no digas cosas tan aterradoras. ¿Sí?
—…Soy yo quien está realmente asustado.
Carlyle hundió su rostro en la nuca de Abella y continuó hablando como si estuviera triste.
—Yo… Si mi mamá me echa… No tendré a dónde ir.
—Bebé…
—En estos días, mamá ha estado… Así que… Quiero decir, estoy asustado. Me pregunto si está intentando enviarme a las montañas de nuevo…
Abella le dió una palmada y dijo.
—Eso no va a suceder. Lo prometo.
—¿De verdad…?
—Si, en serio. No lo haré, no voy a abandonarte.
—¿En serio? ¿En serio?
—Si, en serio. Y la tienda… Vayamos juntos a partir de mañana. ¿Qué te parece?
Una pequeña mano tocó suavemente la mejilla de Carlyle.
—Lo siento, no sabía que estabas tan molesto.
—…
—…Supongo que fui demasiado egoísta.
Es grande, pero por dentro hay un lindo Carlyle al que todavía le gusta que lo traten como a un niño.
Abella sonrió suavemente. Entonces Carlyle preguntó cuidadosamente, cambiando un poco la expresión que tenía a una más relajada.
—¿Y el baño…?
—¿Eh? ¿El baño?
—Sí… Solíamos bañarnos juntos todo el tiempo.
—Oh, eso…
Abella se quedó sin habla de nuevo. El bañarse juntos significaba que ambos tendrían que mostrar sus cuerpos desnudos.
Por supuesto, siempre se bañaban juntos cuando él era un niño, pero para Abella sería muy incómodo mostrar su cuerpo desnudo frente a él que ya había crecido tanto.
—Me encantaba hablar con mamá mientras nos bañábamos juntos al atardecer…
—Me gustaba el jabón que hacía mamá y me gustaba jugar en el agua con mamá en la bañera, donde mis pies no alcanzaban el fondo cuando era pequeño.
Carlyle continuó hablando en voz baja, como si extrañara demasiado esos días.
—Era agradable que mamá secara y cepillara mi cabello después de bañarme… Y luego cuando nos abrazábamos y nos íbamos a dormir juntos, era feliz como si tuviera todo en este mundo.
—…
—…Quiero volver a bañarme así con mamá.
—¿Qué estás mirando tan cuidadosamente?
Cuando sintió el cuerpo lleno de músculos que la abrazaba, Abella se puso rígida y en estado de shock.
Después de todo, Carlyle ahora era un adulto, y lo que estaba sintiendo en ese momento era diferente a cuando él la abrazaba cuando era un niño.
No importa lo joven que fuera, Abella comenzó a sentirse un poco incómoda cuando la abrazó.
—Mamá.
—Oh, bebé. ¿Me llamaste?
—Tu cuerpo estaba rígido, mamá.
Después de dudar por un momento, Abella se sorprendió mucho cuando sintió que la mano de Carlyle comenzaba a frotar su antebrazo y luego su hombro con suavidad.
—¡Bebé…!
—¿Ah? ¿Te sientes enferma?
—Oh no… No es por eso…
El interior de su antebrazo le hizo cosquillas mientras lo frotaba contra su cuerpo. Abella gimió mientras apartó un poco la mano de Carlyle. Entonces Carlyle de pronto dijo.
—Oh, lo siento… ¿Estás incómoda?
Al parecer Carlyle leyó correctamente el rostro de Abella, entonces la expresión de Carlyle se oscureció levemente.
—…Lo lamento.
—No… Solo estoy un poco sorprendida.
—Yo solo… Quería recordar cuando mamá me frotaba las piernas cuando era pequeño…
Abella trató de mantener una distancia adecuada de él ahora que era un adulto, pero cuando la historia de su infancia surgía así, rápidamente regresaba al punto de partida.
Finalmente, dijo acariciando la mejilla de Carlyle.
—No, yo lo siento… Me sorprendió un poco el toque repentino…
—¿De verdad…?
—Sí, eso fue todo.
Mientras Abella lo consolaba, Carlyle la miró aliviado y la abrazó de nuevo.
—…Qué alivio.
Un abrazo como este era una de las cosas que molestaban a Abella, pero no pudo evitarlo y solo le dió una palmada en la espalda con torpeza.
—Pero mamá.
—¿Sí?
—Parece que tienes mucha tensión en los hombros.
—¿Oh sí…?
Abella desvió la mirada y siguió hablando como si nada.
—Supongo que es porque la tienda me tiene bastante ocupada estos días… Pero estoy bien, no tienes que preocuparte demasiado…
—Voy a frotar tus hombros.
Carlyle la interrumpió y habló con naturalidad.
—No estoy bromeando, mamá se ve muy cansada estos días.
—Ah…
“Me siento agobiada por tí, porque a veces me haces experimentar sentimientos extraños…”
Pero Abella no podía decir eso, porque sabía que lastimaría a Carlyle si decía eso.
Para ella, Carlyle era un niño de mente débil con muy baja autoestima y que podría ser lastimado con facilidad.
Después de que Abella dudó por un momento, Carlyle hábilmente la levantó, la abrazó y se dirigió a la cama.
—Ah… ¡Bebé, no tienes que hacer esto!
Abella, sorprendida, dejó escapar un gritó, pero Carlyle sólo la dejó en la cama cuidadosamente.
—Realmente no tienes que hacerlo…
Carlyle, que se subió en Abella de una forma tan natural para masajear los hombros y la espalda, dijo con el ceño fruncido.
—¿No te sientes incómoda…?
—…
—Mamá, ha estado actuando un poco rara estos días.
—Bebé…
—Solías abrazarme a menudo. Pero ahora ni siquiera yo puedo abrazarte… Cuando trato de hacerlo simplemente me empujas haciendo una cara de sorpresa…
Desde que Carlyle creció, Abella comenzó a actuar de ese modo. De hecho, Carlyle sabía que Abella se sentía incómoda pero estaba tratando de ignorarlo.
—Conozco a mi madre… Mamá estos días…
—Bueno… Eso es…
—Cuando me convirtiera en adulto, iríamos a la tienda juntos.
—…
—Pero luego, de repente dijo que no podía…
Mientras hablaba, Carlyle cambió la expresión de su rostro, estaba avergonzado.
—Sí, de repente crecí… Debe ser por eso…
Abella no pudo negarlo y simplemente mordió sus labios.
—Pero mamá… Yo realmente…
Una voz baja y temblorosa penetraba los oídos de Abella. Y los ojos de Carlyle se llenaron de agua de repente.
—Realmente…
Carlyle, que se había esforzado tanto por estar tranquilo, no pudo contener las lágrimas y comenzó a llorar como si fuera un niño.
—Mamá… Si de repente me evitas…
Realmente no le gustaba que Abella lo viera llorar como un niño, así que trató de secar sus lágrimas con el dorso de su mano. Aunque todavía podía escucharse un llanto que se mezclaba con palabras infantiles.
—Estoy asustado… E-eso da miedo… Solo otra vez… Me dirás que me vaya de casa…
Siguió diciendo ese tipo de palabras y se encogió de hombros. Sus anchos hombros se tambaleaban patéticamente mientras seguía llorando con tristeza.
Abella también se sentía avergonzada por ver a Carlyle de esa manera.
—Oh, Dios… Si hubiera sabido que esto pasaría…
—Ah, bebé…
—¿No querías ser un adulto…?
Carlyle apretó los puños, tratando de detener las lágrimas. Pero lamentablemente, sus esfuerzos no dieron resultado.
Su rostro de adulto no se adaptaba a los sentimientos que reflejaba en ese momento, con lágrimas en sus ojos.
—Te odio… Te odio mamá…
Carlyle simplemente la abrazó y siguió llorando.
—Yo… Yo realmente… Solo conozco a mi madre…
—Lo siento… Lo siento bebé. Mamá estos días…
—Crecí… Entonces… ¿Por eso me odias tanto?
—No, no estoy haciendo esto porque te odie. ¿Realmente crees eso?
Abella rápidamente le acarició la cabeza, tratando de calmarlo. Sin embargo, el dolor y la tristeza que Carlyle sentía no podían ser aliviados tan fácilmente.
Para Abella era extraño e incómodo que el cuerpo de Carlyle hubiera cambiado tanto, pero al mismo tiempo pensaba que era el mismo Carlyle.
Aunque era grande, seguía siendo gentil y cálido por dentro, sentía lástima por él, por lo que Abella tenía sentimientos de culpa.
—Prefiero que me corten todas las extremidades.
Abella, sorprendida por las inquietantes palabras que Carlyle dijo, no pudo ocultar su rostro sorprendido.
—Si esa es la forma en que mi madre puede volver a amarme como lo hacía cuando era niño… Yo voy a…
Abella supo el momento en que escuchó esas palabras que lo que decía no era una broma.
En un instante, sintió escalofríos que recorrían sus brazos. Ella se quedó sin habla y su cuerpo se puso rígido.
En el pasado, le habría dado una palmada en la espalda a Carlyle y lo habría regañado por las tonterías que estaba diciendo. Pero ahora no podía decir una sola palabra.
Pero al mismo tiempo, tenía miedo de que si se quedaba en silencio por más tiempo, Carlyle realmente cortaría sus extremidades. Así que Abella se obligó a sí misma a hablar.
—Lo siento, mamá estaba equivocada. Para ser honesta, tu cuerpo es demasiado grande… Es un poco extraño, por eso yo…
Incluso ya siendo un adulto, Carlyle todavía quería bañarse con Abella como cuando era un niño, y quería abrazarla a menudo.
Por supuesto, para Abella, era bastante difícil y se sentía agobiada.
—Lo intentaré. De verdad… Me esforzaré mucho, así que no digas cosas tan aterradoras. ¿Sí?
—…Soy yo quien está realmente asustado.
Carlyle hundió su rostro en la nuca de Abella y continuó hablando como si estuviera triste.
—Yo… Si mi mamá me echa… No tendré a dónde ir.
—Bebé…
—En estos días, mamá ha estado… Así que… Quiero decir, estoy asustado. Me pregunto si está intentando enviarme a las montañas de nuevo…
Abella le dió una palmada y dijo.
—Eso no va a suceder. Lo prometo.
—¿De verdad…?
—Si, en serio. No lo haré, no voy a abandonarte.
—¿En serio? ¿En serio?
—Si, en serio. Y la tienda… Vayamos juntos a partir de mañana. ¿Qué te parece?
Una pequeña mano tocó suavemente la mejilla de Carlyle.
—Lo siento, no sabía que estabas tan molesto.
—…
—…Supongo que fui demasiado egoísta.
Es grande, pero por dentro hay un lindo Carlyle al que todavía le gusta que lo traten como a un niño.
Abella sonrió suavemente. Entonces Carlyle preguntó cuidadosamente, cambiando un poco la expresión que tenía a una más relajada.
—¿Y el baño…?
—¿Eh? ¿El baño?
—Sí… Solíamos bañarnos juntos todo el tiempo.
—Oh, eso…
Abella se quedó sin habla de nuevo. El bañarse juntos significaba que ambos tendrían que mostrar sus cuerpos desnudos.
Por supuesto, siempre se bañaban juntos cuando él era un niño, pero para Abella sería muy incómodo mostrar su cuerpo desnudo frente a él que ya había crecido tanto.
—Me encantaba hablar con mamá mientras nos bañábamos juntos al atardecer…
—Me gustaba el jabón que hacía mamá y me gustaba jugar en el agua con mamá en la bañera, donde mis pies no alcanzaban el fondo cuando era pequeño.
Carlyle continuó hablando en voz baja, como si extrañara demasiado esos días.
—Era agradable que mamá secara y cepillara mi cabello después de bañarme… Y luego cuando nos abrazábamos y nos íbamos a dormir juntos, era feliz como si tuviera todo en este mundo.
—…
—…Quiero volver a bañarme así con mamá.